domingo, 11 de enero de 2015

Hasta que la muerte los juntó - Jonathan Tropper - Reseña

Encontrar el momento perfecto para las experiencias de la vida es algo imposible. Vivimos de la espontaneidad, de lo inesperado y lo inevitable. 
Algo así pasa por la mente de Judd Foxman cuando su existencia comienza a llenarse de situaciones poco agradables. Primero, su esposa lo engañó con su jefe (¿qué onda con Jen?), por lo que tiene que dormir en un sótano rentado, expulsando su futuro en soledad; y ahora su padre ha muerto. 
Con tanto tiempo libre, regresar al lugar donde creció es lo único que se puede hacer. Enterrar a su padre (el serio Mort Foxman) y cumplir su inusual última voluntad. Este hombre, que en su vida solo se encargó de lo esencial –y eso no incluía un alto nivel de presencia religiosa- quiere que su familia le guarde la Shivá, una tradición judía en la que la familia del fallecido debe permanecer en la misma casa durante siete días, recibiendo las numerosas condolencias de su comunidad, recordando tanto el pasado de familia como el propio. Blog Parlantes Nocturnos 
Justo lo que Judd necesitaba. Pasar una semana junto a su adulta familia (cuando era joven la vida comprendía esa necesidad) en una casa llena de recuerdos. O como me gusta decirlo: Tratando de solucionar su presente mientras su familiar pasado vuelve de forma obligatoria. 
Un tema que parece recurrente en este tipo de novelas, pero Jonathan Tropper lo aborda con una narrativa interesante. La personalidad mental del protagonista gana en sus líneas a la depresión de su reciente engaño y la muerte de su padre. Judd sabe cómo pensar, pero a momentos se queda como una persona simplemente simpática que podría ser mejor pero confunde sus oportunidades. 
La convivencia con su familia transcurre de forma común, los rencores y memorias entre hermanos siempre me ha resultado un extraño detalle de la vida, y en esta familia no podía ser de otra manera. Todos son conscientes de la existencia común de los otros (Paul, Wendy y Phillip) y esta pérdida familiar es la ocasión perfecta para ponerse al día con sus vidas, ver qué tanto han crecido sus matrimonios (o no) y retomar su relación como si no la hubieran pausado nunca –solo fueron diez años…-. Su madre, una conocida psicóloga con un libro popular, es una mujer interesante y de lo más cuerda, por lo que de su familia solo podrían esperarse las imperfecciones comunes. Blog Parlantes Nocturnos 
Pero a pesar de ese nivel común de imperfección familiar, todos son dueños de sus propias vidas y ven la vida adulta-acostumbrada como un logro alcanzado con la calificación aprobatoria mínima para su conservación. Todos ellos acarrean defectos personales que entre familia son detalles públicos: la ruina de su amor, la imposibilidad para madurar, los numerosos intentos fallidos y el sutil engaño. 
La narración del protagonista es bastante entretenida. El uso de sus constantes metáforas da vida a la mente de un hombre con una suerte irregular pero que guarda una esperanza personal. Muchos dicen: con el problema viene la solución, y esta novela es un ejemplo de ello (en buena ficción, claro). Constantemente hablo del tiempo en mis reseñas (pasado, presente y futuro), pero es algo inevitable, combinado con el destino –que mencioné hace poco-. Son partes esenciales de las novelas que leo, de todas ellas hasta el momento, así que su constante mención es necesaria. Y en las de este tipo de ficción todavía más. La normal y humana posibilidad (aunque con sus clichés creíbles) no abandona las excusas para los actos y pensamientos de sus personajes. 
Aquí Judd ansía una vida tranquila -¡un respiro, por favor!-, como muchos otros de su círculo. Vuelve a sus recuerdos (buenos y malos) con la suerte que la existencia emocional requiere. Blog Parlantes Nocturnos 
Acompañado de sus consanguíneos se siente en confianza, libre de hablar pero también de guardar silencio, la comprensión del carácter es inmediata (¿será que nunca cambia?) y no hay necesidad de más palabras. 
Me agradó la familia Foxman, con sus secretillos sorpresa que poseen un rastro. No dudo que cualquier otro personaje habría podido contar la historia y la habría logrado (Phillip, por ejemplo), pero la compañía lectora de Judd seguramente gana la contienda. Sus ideas son directas, efectivas en su contexto y equiparables a la comprensión similar. Su humor falto de color polémico me hizo reír hasta las lágrimas en algunos momentos, terminar los capítulos con una sonrisa y hasta celebrar la regularidad de sus acciones cuando hace lo que él quiere. 
Aprecio la lección de vida que trasmite, aunque su sentimiento contradictorio de originalidad me tuvo preocupado; es genial y sabe ganarse a su público pero su típica imagen de familia estadounidense –aunque interesante- no le permitió volar tanto en mis glándulas lectoras. 
Hasta que la muerte los juntó no es una novela con una sola descripción. Sus personajes logran un ensamble cómodo, generoso y rudo, aventurero y serio. Su situación llama y ahuyenta, sus espacios se completan y quedan a deber. Aunque su narración sí solo gusta mucho. 
El presente necesita ayuda del pasado. Me hizo pensar más en la idea de que el futuro no existe, que solamente es muchos presentes, y por eso pensarlo da tanto miedo. 
El sentimiento final: siete días no son suficientes. 

La frase: 
Culpo a Hollywood por sesgar su perspectiva. La vida es una gran comedia romántica para ellos, y si el primer encuentro es tierno, lo de ser felices por siempre se da por sentado. Así que allí estábamos, la rubia guapa sacando provecho de su ligerísima tara congénita para parecer frágil e interesante, y el chico nervioso con el pelo ridículo intentando hacerse el listo con todas sus fuerzas, ambos hipnotizados por el ritmo sincopado de nuestros desbocados corazones. 

Hasta que la muerte los juntó, Jonathan Tropper. 425 p. Punto de lectura, 2014

*Su título en inglés (This is where I leave you) me gusta más. 
*Su portada con poster de la película tampoco me agrada, porque no permite imaginar a los personajes con total libertad (aunque Jason Bateman sí fue un buen Judd). 
*La película no le hace justicia al libro (y cambiaron el Foxman por Altman), pero no es mala. 

¡Hasta la próxima!