miércoles, 4 de abril de 2012

Sobre el “Yo. Un lector”


Me decían unas páginas el otro día: Tocarnos es difícil.
Yo las miré recordando que me sentía cansado, con los ojos parpadee que parpadee y los lentes jugando a las escondidas. La lámpara para leer titilaba y les pregunté: ¿Les gusta la dificultad?
Avanzando, las páginas comenzaron a mirarme raro. Murmuraron algo como: Difíciles para quien no sabe cómo tratarnos.
Y les di la razón. Yo estaba cansado, a pesar de ser vacaciones. Mirando la página a cada cambio, como si no tuviera el número ya grabado en la frente. Razón tienen porque para ser lector hay que saber hacer las cosas. Saber, por ejemplo, cuándo tocar un libro es adecuado. Cuando el día ha ido como debe ir, que eso no lo podemos cambiar, y al final, en ese momento de “A leer”, preguntarnos cómo nos sentimos, si nuestro humor está en condiciones para sentarnos a leer, ahí en medio del silencio, o si sólo lo hacemos porque el libro, pase lo que pase en la historia, tiene que terminarse ya.
Acepté estar equivocado. No quería tocar las páginas y recorrer las palabras sólo por obligación, que la vida es la vida, simpática o cruel, y a veces cansa involucrando a cosas que no tienen que ver con los motivos. Regresé el marcapáginas hasta la página en que estaba antes de sentarme a leer, le pedí perdón al señor, que suspiró aliviado, lo cerré y coloqué en el librero.
No quería destruir algo sólo por un mal día y concentración carente.

¡Hasta la próxima!

1 comentario:

Karla Cruz. dijo...

A mi tampoco me gusta leer obligamente o diciendome "¡Tengo que terminarlo ya!" si de todos modos no vamos a disfrutar del libro :) Y tenemos que leerlo cuando en verdad queramos saber más de la historia y no solo por dejarlo inconcluso :D

Saludos.